MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Un gran número de gestiones burocráticas y una avalancha de gastos económicos extraordinarios, eso es lo que se encuentra una víctima de tráfico tras la dolorosa experiencia de pasar por un accidente debido a la escasa coordinación entre las diferentes instituciones encargadas de estos trámites, según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por la Fundación Mapfre y Stop Accidentes.
El objetivo de esta investigación, en la que han participado cerca de 160 víctimas, es describir la experiencia personal de los accidentados y conocer cómo se relacionan con médicos, policías, jueces, abogados y compañías de seguros en circunstancias siempre difíciles emocionalmente para los familiares de los afectados. Entre las principales barreras: la descoordinación y la falta de información.
"No hay alguien que se acerque y te diga: 'mira tienes que hacer esto, aquí tengo la lista de cosas que tienes que hacer'. No te dicen lo que no les preguntas", se lamenta uno de los participantes en el estudio, que perdió a uno de sus familiares en un siniestro.
Según el informe, las víctimas consideran que, excepto en el momento del accidente, existe muy poca coordinación entre las instituciones, lo que les obliga a dirigirse de forma individual a cada una de ellas. A esto se suma el gran número de gestiones burocráticas, como solicitud de certificados, permisos o documentos, que deben realizar para recibir la atención que precisan. Además, en la mayoría de las ocasiones esos trámites se han de llevar a cabo en el mismo periodo de tiempo en diferentes administraciones y en circunstancias muy difíciles.
A este papeleo se añade los gastos económicos sobrevenidos, que en caso de lesiones graves pueden ser muy importantes y suponer problemas para la familia. "Un sueldo te da para vivir, y a lo mejor te da para vestir más o menos bien y te da para irte de vacaciones y para tener un coche, pero para pagar unas terapias intensivas eso ni de coña te da. No, no hay un salario que lo resista", señala otra de las participantes en el estudio, con un familiar dependiente.
Las víctimas de accidentes también consideran que hay un desequilibrio entre los recursos humanos, sanitarios y económicos utilizados por los profesionales de sanidad en la etapa de rehabilitación y los dispuestos en la atención 'in situ'. "La atención primaria es extraordinaria. Digamos, el salvar a la persona es extraordinario. ¿Qué pasa? Que después hay un después. Entonces, después te dan a tu hijo de alta, a esa persona, y te la mandan para tú casa, pero no te dicen lo que puedes hacer, lo que debes hacer, para nada", reflexiona otra víctima.
Y todos estos problemas en un momento en el que las personas que lo sufren se enfrenta a un cambio brusco en su vida, tras haber perdido a un ser querido o verse con una lesión más o menos importante que les cambia la vida de un día para otro. "Todo lo ves súper lejano. Crees que nunca te va a tocar hasta el día que te toca y dices 'ostras, es que realmente pasan'. Realmente hay accidentes y realmente detrás de los accidentes, hay personas que están graves, personas que no lo están y personas que se mueren", recuerda una de las víctimas, que perdió en la carretera a un familiar.
El estudio propone algunas medidas para mejorar estos primeros momentos tras el accidente, entre las que destacan planes de formación para que las relaciones de las instituciones con las víctimas sean más humanas. También recomienda establecer una red de coordinación entre todos los agentes implicados, con el fin de identificar los procedimientos que realiza cada institución y que éstas entiendan que su trabajo es complementario. En esta línea, el estudio propone la figura de un mediador, que se encargaría de realizar todas las gestiones burocráticas en nombre de la víctima.
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