(EL MUNDO)
El Leaf es una berlina de cuatro-cinco plazas, de 4,44 metros de largo y equipada con un motor eléctrico que puede desarrollar 80 kilowatios (unos 107 caballos). El conjunto de las baterías tiene una capacidad de 24 kilowatios/hora y pesan 270 kilos. Su autonomía media es de unos 160 kilómetros (variable en función del tipo de conducción que se practique) y su velocidad máxima es de 140 kilómetros por hora. Tiene dos sistemas de recarga. Uno rápido, posible a través de las llamadas electrolineras de corriente trifásica, que permite recuperar el 80% de la carga en media hora. La carga lenta, utilizando la instalación doméstica, necesita al menos ocho horas, pero puede alcanzar prácticamente el 100%.
La elección del Leaf, pese a su alto contenido de novedad -un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de votar-, ha causado sorpresa dado que, por mucho tiempo, va a ser un coche fuera del alcance de usuarios particulares. De la misma forma que su inclusión en la lista de candidatos, puesto que cumplió por los pelos con el requisito de estar comercializado en al menos cinco países europeos.
Al final, la inclusión del pequeño mercado de Suiza, en donde Nissan tiene su sede, junto a Portugal, Irlanda, Reino Unido y la ciudad de Amsterdam (que incluye a Holanda entre los países en los que estará disponible el coche), soslayó el problema.
Parece claro que Nissan ha hecho un gran trabajo. Del juicio de los jurados se deduce que es un coche agradable de conducir y muy confortable, en buena parte debido a la ausencia de un motor de combustión interna. En definitiva, es un automóvil por el que hay que felicitar al fabricante, aunque su tamaño y sus cuatro plazas no lo hacen particularmente adaptado al tráfico en las ciudades europeas, en las que se desenvolvería mejor siendo más reducido.
El problema del Leaf es que es un coche que durante algunos años más no se va a poder recomendar a usuarios particulares. Serán las flotas de empresa las primeras en emplearlo. En España se pondrá a la venta a comienzos del próximo verano a un precio que rozará los 30.000 euros, pero que podría verse reducido en función de la subvención que el Gobierno le adjudique dentro de los planes de ayuda a la compra del coche eléctrico.
El jurado del Coche del Año en Europa está compuesto por 58 periodistas, de los cuales, seis españoles. De entre ellos, uno perteneciente a EL MUNDO que optó por no votar al Leaf. Justificó su decisión, como es preceptivo, porque «resulta imposible poder votar este modelo. Es el resultado de un interesante esfuerzo técnico, es confortable y divertido de conducir. Mi experiencia de uso es inferior a 50 kilómetros y no he podido verificar las dificultades que pueda tener el proceso de recarga». Por número de votos recibidos, de los coches nominados, quedaron a continuación del Leaf el Alfa Romeo Giulietta, el Opel Meriva, el Ford C-Max, el Citroën C3/DS3, el Volvo S60/V60 y el Dacia Duster.
