Análisis de materias primas. el coche eléctrico del futuro pone en jaque al sector del minero global

Análisis de materias primas. el coche eléctrico del futuro pone en jaque al sector del minero global

(FINANZAS.COM)
El futuro de la industria del automóvil pasa ahora por metales que eran inimaginables hace veinte años. Dada la fuerte demanda que genera el sector, las empresas mineras ya están buscando esas nuevas materias primas por todo el mundo.

Todo ha cambiado en la industria del automóvil la última década. Hoy nadie quiere grandes y pesadas máquinas con elevados consumos de gasolina con plomo. Ni los consumidores, ni los gobiernos. Ahora se buscan coches que utilicen gasolina sin plomo y posean capacidad de alimentarse con energías limpias, como la electricidad. El futuro se escribe sin combustible mineral y eso hace imprescindibles unos ‘nuevos’ metales que cada vez están ocupando más sitio en los coches modernos. Son los que hacen funcionar los catalizadores actuales, los motores híbridos que llegan y, sobre todo, los propulsores eléctricos que vendrán.

De momento, los cuatro grandes metales que dan vida a un automóvil son hierro, acero, aluminio y cobre. Sin embargo, eso se va a terminar ante la pujanza de nuevos dispositivos elaborados con otros materiales. El futuro de la industria automovilística arrancó en 1998, cuando se empezaron a comercializar en masa los motores que utilizaban gasolina sin plomo, lo que obligaba a instalar un catalizador para ayudar a reducir la contaminación. En 2001, cuando la Unión Europea creó la normativa que ordenaba la retirada de todas las gasolinas con plomo del mercado, el uso de catalizadores en todos los vehículos nuevos ya era algo habitual.

Como los catalizadores se fabrican con platinos (platino, paladio y rodio) la demanda creciente por parte de la industria automovilística disparó el precio de estos metales preciosos al dotarles de una segunda aplicación, la industrial. Además, la mayor parte del platino y del rodio procede de un solo país, Suráfrica, y la del paladio de otros dos, Rusia y Canadá, con lo que se produjeron algunos cuellos de botella en la oferta y –junto a la demanda habitual de la joyería y la nueva demanda de los inversores a través de productos financieros derivados sobre estos metales (ETCs)- mantiene los precios al alza y con perspectivas de que sigan creciendo.

En cifras, para elaborar un catalizador de un coche normal se utilizan entre 3 y 7 gramos de platino, que pueden alcanzar los 15 gramos en los camiones más grandes, y alrededor de 1,5 gramos de paladio. Si estas pequeñas cifras se multiplican por el número de vehículos que se fabrican al año, se convierten en números muy importantes. Sólo China, primer productor de vehículos a motor del mundo, produjo 13,5 millones de unidades en 2009 y estima producir 18 millones para 2015 y 21 millones para 2020. Si se añaden los coches fabricados en otros países, la demanda de platinos sólo para catalizadores ya justifica la búsqueda de nuevas explotaciones de estos metales.

Impacto de la llegada de los coches híbridos

Sin embargo, la industria del automóvil ha sufrido un segundo desarrollo de aún mayor impacto que el de los catalizadores: los motores híbridos. El concepto de motor híbrido se basa en la combinación de dos sistemas: generador de energía eléctrica y motor de gasolina convencional. El motor eléctrico funciona en el arranque, que es el momento en el que se consume más gasolina. Si las baterías se agotan o es necesaria mayor potencia, entra en funcionamiento el motor convencional. Sus principales ventajas son ahorro energético y menor contaminación que un motor tradicional y una mayor autonomía que un motor eléctrico. El primero de estos coches híbridos producido en serie del mundo fue el Toyota Prius, que se lanzó en Japón en 1997 y en Europa en 2000.

El problema de estos vehículos es la elaboración del motor eléctrico, que requiere entre 10 y 15 kilos de lantanio para la batería, además de un kilo de neodimio y alrededor de 7 kilos de litio. Lantanio y neodimio pertenecen a una familia de metales llamados ‘tierras raras’, que

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